Este año, el motivo es otro

otro motivo
En mis tiempos de niño castreño el miércoles era la previa de los días grandes de la Semana Santa. Luego, con los años, la masificación de la fiesta religiosa y los intereses económicos relacionados con la misma hicieron que todos los días, desde el Domingo de Ramos hasta el de Resurrección, fueran días grandes, días de echarse a la calle primaveral para vivir, unos, la religiosidad de estos días, otros, el ambiente festivo que los rodea. Así lo hice yo también. En los últimos años viví estos días en las calles de Málaga, Ronda o Sevilla, disfruté con la luz y los rincones de Córdoba, Andújar, Vélez-Málaga y Jaén. Caminé por calles en las que la cera nazarena brillaba sobre los adoquines de granito, me recogí en plazas renacentistas para ver desfilar a cofrades, pasos y tronos, sentí el peso de la bulla y escapé en cuanto pude de él para encontrar refugio en alguna iglesia barroca sevillana, caminé por calles malagueñas que se asoman a su puerto mediterráneo mientras una imagen religiosa libera a un preso de carne y hueso, me vi envuelto en un Vía Crucis nocturno a los pies de la Ronda antigua, llovieron sobre mi flores de azahar en el Patio de los Naranjos mientras la procesión atravesaba la Puerta del Perdón, fotografié estampas curiosas de ese gran museo en la calle que es la Semana Santa y me fotografié delante de la imaginería barroca andaluza que goza de fama universal, también lo hice en locales que son fundamentales estos días como algún patio de hermandad, un templo de fuste y solera semanasantera o comercios tradicionales que guardan la esencia de estos días como el que ven en la foto.
Les decía que eso es lo que hice en los últimos años. No es exactamente así porque en los más recientes hubo motivos para cambiar ese ir y venir callejero. Uno fue el físico, el cuerpo no aguanta ya tantas horas de callejeo, ese devenir buscando la mejor esquina o plazuela en las que ver la procesión. Y el otro motivo fue pasar los días vacacionales de esta Semana junto a la nieta. Este año, el motivo es otro.