Imagen que deja mal cuerpo

Me lo encuentro mientras doy un tranquilo paseo vespertino junto a la vía férrea, al otro lado de la valla que separa la calle del descampado por el que discurren los caminos del tren.

Sobre la tierra gris un viejo muñeco abandonado cubre su cuerpo de plástico con un ropaje de harapos desteñidos por el paso del tiempo y la intemperie. Es del tamaño de un bebé de varios meses, medio año quizás, y se encuentra, como ven en la imagen, boca abajo, escondiendo su rostro y su mirada. Esa postura acentúa la estampa desvalida que impresiona a quien lo mira. Al menos eso le sucedió al que escribe.

Por un momento uno no puede evitar comparar esa imagen con la que ve a diario en los telediarios, la del paisaje grisáceo de edificios destruidos, del polvo que lo cubre todo, incluso los cuerpos de niños reales, de cuerpos infantiles que pierden la vida entre el estallido de bombas, escombros, ruinas y el desamparo de sus pocos meses de vida.

P.S. En memoria de los niños de Gaza.

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