Algún día, Briana, comprenderás que los seres humanos somos muy complejos, que nos enredamos con nociones de tiempo y espacio igual que lo hacemos con los sentimientos y las razones. Te digo esto por un motivo que intentaré explicarte.
Verás, hoy es tu primer cumpleaños. Y lo es porque naciste un 6 de abril de 2023. Es evidente que todos coincidimos en eso, que hoy cumples un año de pleno desarrollo, que pronto comenzarás a dar tus primeros pasos, que luces dientecillos de sonrisa blanca, que tu cabello se ensortija para adornar todo tu rostro y en especial esos ojos con los que miras atenta todo lo que a tu alrededor sucede, que sientes asombro cuando tu prima Atenea te recibe con alborozo el fin de semana y que te ríes con las atenciones y las ocurrencias de tu tata Dunia.
Pero, ante todo ello, ante la evidencia de ese primer cumpleaños que hoy, 6 abril, celebramos contigo, está lo que te comentaba al principio, esa complejidad del ser humano, ese enredarse con el tiempo y el sentir, esa dicotomía que manifiesta este abuelo que te escribe. Porque yo, Briana, cuando pienso en tu cumpleaños pienso siempre que es Jueves Santo. Y cada Jueves Santo pensaré que es tu cumpleaños. Porque día tan señalado fue cuando naciste, porque viniste al mundo en la ciudad que más festeja ese día, en la ciudad que esa madrugada, en la que ya llevabas unas horas de vida, pone Esperanzas en la calle, se viste de azahar de naranjos y huele a aroma de incienso. Por eso, Briana, cada Jueves de Pasión, pensaré que es tu cumpleaños, sea 6 de abril o 28 de marzo.
Sí, ya sé que no es nada racional, pero ya comprenderás algún día que estamos hechos de pensamientos y sentimientos. Y estos últimos hacen que para mí siempre serás, entre otros títulos, “Mi niña de Jueves Santo”.