Mi mujer me demanda que un soneto
te componga, buen cocinero Enrique.
Bien aderezado, con poco pique,
voy terminando mi primer cuarteto.
“Comételo” es un programa completo:
cocinero con hermoso palique,
tiene gracejo y salero este Quique.
Vamos a emplatar que llega el terceto.
Guisos, calderetas, ternera, mero,
Solomillos, pastas, cerdo y cordero…
Hasta el olor llega de esa cocina
cuando aderezas con arte y esmero
pescado y hortalizas, carne bovina,
pues tus guisos sanan cual medicina.
Nota culinaria de perdón: como los versos indican este es un soneto solicitado y dedicado, un soneto por encargo, de pura subsistencia. He perpetrado este disparate porque considero la cocina territorio comanche y el arte de cocinar un misterio al nivel del de la Santísima Trinidad Y si quien me alimenta me pide que…
PS. Desconozco si el tal cocinero Enrique se ha atrevido a leer en su programa (como hace a diario con diverso material escrito y fotográfico que le manda su público) el anterior halago rimado. Si lo ha hecho, además de cocinero es un valiente.