La prudencia gobierne este momento
pues no entran moscas en boca cerrada
y a veces es mejor dar la callada,
para parloteos ya habrá tiempo.
No es que me disguste un buen parlamento
si la reflexión está bien cocinada
y una idea, como olla bien guisada,
cuestión no es de vano entretenimiento.
Como ya dijo Baltasar Gracián,
la prudencia evita muchos disgustos,
y mejor que enredarse en los arbustos
de un palique traído con afán
es oler el aroma del mutismo
sin ver la vida al borde del abismo.