Es difícil decir lo siento

¿Cuántos propósitos de Año Nuevo se habrán hecho en las últimas horas? ¿Cuántos se harán en las próximas? Listas de buenas intenciones que la mayoría de las veces quedan en papel mojado. Decir lo siento, aunque a veces sea difícil, sería uno de los objetivos que todos deberíamos proponernos en esa lista de intenciones que siempre se hacen con el Año Nuevo.

Me apareció hace unos días en un podcast. Llevaba mucho tiempo sin escucharla: Hard To Say I’m Sorry. Es difícil decir lo siento, así se titula la canción. Gran verdad. Siempre es difícil decir lo siento, en todas las etapas de la vida, en todas las situaciones, a cualquiera de nuestros congéneres… Cierto que en la canción el decir lo siento se refiere a la más habitual de las situaciones humanas, la de las relaciones de pareja. Vale que es una canción tan comercial como muchas otras, pero hay momentos en los que el cuerpo y el alma están necesitados de cariño, azúcar y perdón. Y que mejor sedante que esa música de piano y violín, de ese riff de guitarra que ayuda a decir lo siento.

Ojalá ustedes no tengan que decirlo mucho en este año que comienza. Y si llegase el caso, no duden en hacerlo. ¡Feliz Año Nuevo!

Con los pies en la tierra

Veo “Reptiles”, película protagonizada por Benicio del Toro, película con aires antiguos, de corrupción policial. Cuando acaba, como debe acabar, suena el Knockin on Heaven’s Door que Bob Dylan compuso para otra película de hace muchos años: Pat Garret and Billy the Kid.

Todavía conservo aquel vinilo con toda la banda sonora. El último de los temas es Knockin on Heaven’s Door, tan antiguo como actual, tan versioneado por Eric Clapton o Mark Knopfler, otros de los músicos que forman parte de la banda sonora de mi vida.

Y aquí seguimos, toc, toc, toc, tocando en las puertas del cielo de las canciones inmortales, aquí seguimos, cincuenta años después de la publicación de aquel LP, con los pies en la tierra, escuchando temas que ya son clásicos de la música popular.

Alégrame el día, Françoise

Con el paso de los años uno se va dando cuenta de que lo más hermoso de la vida está hecho con las cosas más sencillas. Una de esas cosas puede ser una canción que certifique esa opinión. Debe ser una canción corta, elemental en su sencillez, pero que al mismo tiempo transmita la felicidad y, claro está, algo del dolor de la vida. Porque no hay una sin otro. De todo eso habla esta canción, Le Premier Bonheur du Jour (La Primera Felicidad del Día), de esas sencillas alegrías: un rayo de sol, el aliento del mar…

Además, está ella, Françoise Hardy. Con todo su charme femme, con todo ese encanto que tan sólo una cantautora francesa de aquellos años sesenta podía tener. Escuchar la voz de Françoise Hardy puede ser le premier bonheur du jour. A partir de ahí tan sólo queda esperar que nadie venga a estropearte el día que tan agradablemente comenzó.

Tina «Torbellino» Turner

Se fue otra de las grandes. La nombraré TTT, Tina “Torbellino” Turner. De vida borrascosa, de música entusiasta, de caderas y piernas sensuales (esto lo dice alguien de otra época, de la época de Tina), de voz desgarradora… Aquella Tina que aparece en la foto acompañada por artistas que llenaron décadas de música. Ahí estaba ella, reina y doña, única entre ellos, custodiada por Rod Stewart, Elton John, Eric, “Mano Lenta” Clapton, Mark Kpnofler, Paul de los Beatles… Fue algo más que esa cantante rompedora que se embutió en un corto vestido de cuero, que elevó sus piernas sobre tacones altos y mostró su melena felina. Fue heredera del gospel y del soul y se coronó reina del rock and roll. Larga vida, Tina.

Robot y Expo

Hace unos días, en la entrada que titulé “Beaujolais: región francesa y canción británica” escribía sobre el grupo británico The Alan Parsons Project. He recordado que de ese grupo conservo un LP, uno de sus vinilos, concretamente el segundo que editaron: “I Robot”.

The APP hacía un rock progresivo y limpio, una música acorde con la de otros grandes grupos (Yes, Supertramp, Pink Floyd…) que llenaban los escenarios de efectos visuales y buena música en los años setenta y ochenta.

Recuerdo que algunos de los temas de ese álbum (que es de 1977) los usé para poner música a las grabaciones que con mi cámara de vídeo Sanyo hice de las dos visitas que cursamos a la Exposición Universal de Sevilla de 1992, aquel acontecimiento que nos parecía tan innovador, un espectáculo tan futurista que requería de una música que, quince años después, seguía siendo válida.

Es por ello que «I Robot» merece estar en esta Lista.

Concierto de los Beatles en una azotea sevillana

Como dice el dicho: Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid… A lo que yo añado: “Y el Támesis por Londres; y el Guadalquivir por Sevilla…”, traigo a “Mi Lista de Canciones” una de los Beatles: “Don’t Let Me Down”.

Cierto que tendría que haberlo hecho el pasado día 30 de enero, día en el que se cumplieron 54 años de lo que se considera el último concierto de los Beatles, “El concierto de la azotea”, que no fue tal concierto porque ni había público, ni se había anunciado. Fue improvisado en la azotea del edificio en el que los músicos de Liverpool tenían el estudio de grabación. En las imágenes del mismo se puede ver al grupo acompañado por Billy Preston al piano, algunos trabajadores del estudio y la inevitable Yoko Ono.

Cada treinta de enero aquel hecho es recordado como la última vez que los Beatles tocaron juntos. Y cada beatlemaniaco lo recuerda a su manera. Por ejemplo, yo lo hice escuchando ese “Don’t Let Me Down” que sonó en la azotea. Y hubo alguien que lo hizo como ven en la imagen que he encontrado en Internet. La azotea londinense transformada en una sevillana, con los pináculos de la catedral y la Giralda de fondo, con Yoko Ono sosteniendo en sus manos una bolsa de El Corte Inglés (el de la Plaza del Duque no debe quedar lejos de esa ficticia azotea), la maceta de geranios rojos por encima de la musa de Lennon y los dos “litros” de Cruzcampo que vemos a los pies de Paul, John y George.

Feliz Día de Año Nuevo

En esta madrugada de Año Nuevo, en esta noche en la que no existe el conticinio porque siempre habrá alguien que rompa el silencio, dejo aquí esta primera entrada de 2023. Y, como no podía ser de otra forma, lo hago deseando lo mejor para este nuevo año a quién sea capaz de leer esto en plena Nochevieja.

Se despidió de los escenarios hace pocos días. Joan Manuel Serrat es otra de esas voces que me ha acompañado toda la vida. Con él, con su música y su voz, he andado caminos y me he asomado al Mediterráneo. De Serrat conservo algunos vinilos y guardo en la memoria los versos de los poetas que él cantó.

Como es la primera vez que lo traigo a Mi Lista pensé qué canción elegir. Pensé, también, que tendría que ser alguna de carácter alegre y positivo para dejarla en esta Girola un día como el de hoy. Y elegí la que ven, “Hoy puede ser un gran día”. Cambien lo del “día” por “año” y todo arreglado:

Hoy puede ser un gran año, plantéatelo así
Aprovecharlo o que pase de largo depende en parte de ti…

Feliz Año Nuevo.

Cuando el torno rueda, aparece la gloria

No soy objetivo con el asunto que la canción trata. Mi pasión por los dulces en general y por los navideños en particular hacen que esta “Alacena de las monjas” sea una especie de himno. Como resistirse a ese estribillo:

Alacena de las monjas
que te dan gloria bendita,
pastelillos de toronja
y dulce de leche frita.

Alacena es una palabra de recuerdos infantiles, un lugar en el que se guardaban los dulces y la lecha condensada, un cofre empotrado de tesoros en forma de mantecado o alfajor. El torno es el mirador que se abre no para ver sino para dar y recibir. El torno de esos conventos barrocos andaluces que guardan tras sus muros las manos blancas de las monjas y los pestiños rebozados en azúcar y canela gira que gira, rueda que rueda en los días previos a Navidad. Algunos de ellos he visitado.

Por todo eso, esta canción del añorado Carlos Cano no podía faltar en Mi Lista.

Está lloviendo otra vez

Ahora que los días de lluvia se suceden, algo que antes era habitual y cada vez va siendo más extraordinario, habrá que cantar con los Supertramp aquello de It´s raining Again, está lloviendo otra vez.

Hay muchas canciones sobre la lluvia. Y sobre la falta de lluvia; inolvidable aquella Nunca llueve al sur de California. Hay quien canta a la lluvia tras los cristales, quien ve caer fina la lluvia… Otros bailan cantando bajo la lluvia y quien desea que llueva café en el campo.

Podría haber elegido cualquiera de ellas. He escogido esta de Supertramp porque es un grupo que no había aparecido en Mi Lista; y ya le tocaba. Qué siga lloviendo.

La vida no vale nada pero en ella hay eso que llaman amor para vivir

El martes murió Pablo Milanés. Habrá muchos jóvenes que no sepan nada de él. El cantautor, creador de la “nueva trova cubana” junto con Silvio Rodríguez, fue otra de las voces que me acompañaron en aquellos años de juventud. Con él cantamos aquellos versos que decían: Yo pisaré las calles nuevamente / De lo que fue Santiago ensangrentada / Y en una hermosa plaza liberada / Me detendré a llorar por los ausentes… Versos dedicados a aquel Chile de Salvador Allende aplastado por los milicos de Pinochet, versos que se extendían a todas las sangrientas dictaduras militares que oprimían Iberoamérica; aunque nadie decía tal sino Latinoamérica, que sonaba mucho más revolucionario. Y todos aquellos aires revolucionarios, todos aquellos versos, provenían de una Cuba libre que con el paso del tiempo acabó convertida en una de las dictaduras más longevas de aquellas tierras.

Cantaba Pablo Milanés que la vida no vale nada. Y le cantaba a Yolanda una declaración de amor (Pablo, Yolanda, amor, desamor… como Unidas Podemos -con perdón). También cantaba sobre eso que llaman amor para vivir. De esa hermosa canción dejó aquí la versión que hizo junto a su hija Haydée.